Sea de queso, de carne mechada, carne molida, cazón, pollo, pabellón o dominó, entre otras, las empanadas venezolanas son esenciales en la cultura gastronómica del venezolano.

Su origen no es estrictamente autóctono, pues se supone que la empanada fue traída por los conquistadores españoles. Y siendo así, las empanadas están presentes en varios países de Latinoamérica y no solo en Venezuela.

Sin embargo, este artículo se refiere específicamente a las empanadas venezolanas, cuyo arraigo en el consumo de los connacionales se hizo tan popular que le considera tan criolla como la arepa.

Entre los comensales las empanadas son una oferta de mucho aprecio en la calle, tanto en los locales constituidos como de manera ambulante.

Las empanadas venezolanas: un alimento popular

Su venta cobró auge a partir de los años 40 del siglo pasado. Además de comerlas en casa, las familias pusieron ventorrillos en los zaguanes y las aceras.

En la actualidad el consumo de empanadas se ha difundido por todo el territorio venezolano.

Su distribución a llegado a representar parte significativa de la dieta diaria y su ofrecimiento producto del más representativo arte de la cocina.

Como bien dice el estudio «La empanada en Venezuela, importancia social y nutricional», de María Matilde Suárez, Virgilio Bosch, Carla Aliaga y Ninoska García:

«Las empanadas, además de formar parte de las preparaciones culinarias en el seno del hogar, son adquiridas por infinidad de comensales. Bien sea en cafeterías, restaurantes, bodegas y kioscos, en las plazas de caseríos y pueblos, en las puertas de las iglesias, en los tarantines en las playas, en estadios y terminales de autobuses y taxis, en los aeropuertos, en las fiestas patronales. También en los barrios adyacentes a las grandes ciudades, en los centros comerciales y en las carreteras. Cualquier sitio es bueno para armar una venta de empanadas».